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A casi dos meses de estar en cuarentena, los argentinos se sienten más deprimidos y ansiosos

18 de mayo, 2020

INFOBAE // Por Joaquin Cavanna

A lo largo de seis informes basados en entrevistas a un total de 16.000 personas durante la pandemia de coronavirus, la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires evidenció un crecimiento continuo de esos campos. Lo mismo sucedió con la preocupación. Cuál es la situación psicológica de los profesionales de la salud. Los especialistas reclaman un inmediato incremento de la atención de la salud mental en el país



A lo largo de los seis informes de la Facultad de Psicología de la UBA se registraron aumentos en los valores de ansiedad y depresión (Shutterstock)


El último miércoles, la Organización de Naciones Unidas (ONU) presentó un informe en inglés titulado “Covid-19 y la necesidad de acción sobre la salud mental” (Covid-19 and the need for action on mental health). En el documento de 17 páginas se hizo un balance mundial sobre cómo la pandemia del coronavirus afectó la psicología de la sociedad en todo el mundo y se instó a los gobiernos de cada nación a invertir en el tratamiento de los desórdenes mentales.

"La crisis del Covid-19 se convirtió, en primera instancia, en una crisis de orden de salud física y se transformó en el sembrado de una crisis severa en el orden de la salud mental", rezaron las primeras líneas del documento.

“La salud mental y el bienestar de las sociedades se han visto severamente impactados por esta crisis y es una prioridad que debe ser atendida con urgencia”, se completó.

El temor al contagio, el miedo a la muerte, la pérdida de un ser querido, el aislamiento en soledad, el distanciamiento de los familiares y amigos, el colapso de la economía familiar, la pérdida de un trabajo, la desinformación, la paranoia o el sufrimiento por la violencia doméstica padecida son algunos de los cientos de factores que los especialistas consideran como canales hacia el "distress". Según el propio Ministerio de Salud argentino, el “distress” representa “la respuesta que experimenta una persona cuando tiene que enfrentarse a demandas que le resultan excesivas, sobre las que siente que no tiene control”.

El informe de la ONU presenta datos estremecedores sobre la salud mental y el incremento de los problemas de esa índole desde que se desató el coronavirus.

Antes de la pandemia, el organismo informó que había unos 264 millones de personas afectadas por depresión en todo el mundo. Además, la economía global perdía un estimativo de un trillón de dólares anuales debido a casos de depresión y ansiedad.


La ONU publicó un informe el miércoles 13 de mayo sobre la necesidad imperiosa de incrementar el tratamiento de trastornos psicológicos (Shutterstock)


Incluso, hasta el brote del virus Sars-CoV-2, había contabilizados menos de un profesional de la salud mental por cada 10.000 habitantes en todo el planeta.

Definitivamente, la cuarentena y la pandemia no hicieron más que profundizar cada uno de esos campos de inestabilidad mental.

Hace seis días, la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), a través del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA), presentó el sexto informe de una encuesta denominada “Crisis Coronavirus”. La primera edición fue presentada incluso antes de que se estableciera la cuarentena obligatoria en el país y cuenta con una actualización constante cada diez días.

Este último documento refiere a los primeros 50 días de cuarentena en el país y cómo el confinamiento afectó a los ciudadanos argentinos en materia de salud mental, económica y de consideración de gestión política.

El informe más reciente consistió en entrevistas realizadas a través de redes sociales a 3.181 personas, entre el 7 y el 11 de mayo. Los consultados pertenecen a diferentes estratos socioeconómicos de los principales puntos urbanos de la Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, el interior de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Mendoza, Tucumán y Neuquén. Asimismo, a lo largo de los seis informes se entrevistó a más de 16.000 personas.

“Lo que estamos viendo es una olla a presión. Las familias están en una olla a presión. De estudio a estudio, fue aumentando el conjunto de emociones y cogniciones negativas, como la preocupación, ansiedad, incertidumbre, la depresión, la pérdida del sentido de la vida. La intensidad de ese conjunto de sentimientos que son disruptivos, que son negativos, fue de aumento en aumento”, explicó a Infobae Gustavo González, el director del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la UBA y uno de los líderes del informe.

Este nuevo informe detectó un incremento en “el trípode cognitivo-emocional de la incertidumbre, la preocupación y la ansiedad”, esos tres campos aumentaron de manera gradual a medida que crecía el período de la cuarentena.

De tal manera, el 46% de los encuestados aseguró sentir “mucha” o “bastante” ansiedad desde el brote de coronavirus, mientras que un 16% aseguró padecer “mucha” o “bastante” depresión.

“Recién ahora, en el sexto informe, se empezó a amesetar el trípode de incertidumbre, preocupación y ansiedad con respecto al quinto. Con lo cual, nosotros vemos que aún amesetándose en valores muy altos, el panorama respecto el impacto que está teniendo en la salud mental hay que atenderlo lo antes posible”, aseguró González.

Y advirtió: “La situación es grave. Y es grave porque se está haciendo crónica. Y aparentemente, por lo menos para nuestro país, la salida no va a salir en una o dos semanas. Es preocupante”.

Uno de los aspectos más llamativos de la investigación es que la franja de jóvenes de entre 18 y 29 años lideró los campos de Ansiedad, Depresión y Pérdida del Sentido de la Vida.


Asimismo, un 46% aseguró irritarse con mayor asiduidad e intensidad respecto a los días previos a la cuarentena, mientras que 8 de cada 100 entrevistados aseguró que su vida “cambió drásticamente y estoy desesperanzado y con angustia respecto a cómo seguirá mi vida”.

“Esto era lo que esperábamos respecto a los estresores vinculados a cada ciclo de la vida. Los muy jóvenes, que tienen bajo su responsabilidad el cuidado de su familia, el resguardo de sus hijos, el seguir manteniendo todo lo familiar sin que se caiga, evidentemente están expuestos a muchos más estresores”, afirmó González.

“Uno puede imaginar el segmento de los que estaban buscando empleo antes de la cuarentena, cómo queda su situación ahora. Les queda un desierto por delante. Otros ven que peligra su trabajo o que van a tener una merma en sus ingresos y no saben cómo van a resolver la situación con las personas que tienen a su cargo. Estas franjas también tienen problemas de estabilidad de la pareja o de relaciones familiares que se tensan a partir del encierro”.

El otro punto clave del informe radica en cómo afecta la salud mental de las personas de acuerdo a sus estratos socioeconómicos. Aquellos entrevistados pertenecientes a las clases más bajas duplicaron su nivel de preocupación respecto a como afectará la pandemia y la cuarentena a su economía familiar a lo largo del tiempo, respecto a los representantes de las clases más altas (8 puntos sobre 10 contra 4 sobre 10).

A su vez, las clases más bajas también demostraron una mayor preocupación por los efectos que el Covid-19 pueda ocasionar sobre la salud personal y de la familia (6,5 sobre 10) respecto a las clases más altas (4,9 sobre 10). A su vez, en el único punto en el que se unieron fue en la preocupación sobre cómo incidirá la pandemia en la economía del país (8,5 contra 7,9).

“Los que están experimentando de una manera mucho más intensa las preocupaciones son los estratos más vulnerables. Eso no es llamativo y lo que muestra, amplificado por la crisis, es todo lo que aparece asociado a la enorme desigualdad que hay en el país”, advirtió González.


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