top of page

¿Ya podemos dejar de limpiar todo obsesivamente?

Por Emily Anthes

15 de abril, 2020 // The New York Times

Los CDC han reconocido lo que los científicos llevan diciendo desde hace meses: el riesgo de contraer el coronavirus a través de las superficies es bajo.

Una habitación de hotel es nebulizada con desinfectante en Long Beach, Washington. “Realmente no hay pruebas de que alguien se haya contagiado de COVID-19 por tocar una superficie contaminada”, señaló un investigador.Credit...Celeste Noche para The New York Times


Cuando el coronavirus comenzó a propagarse en Estados Unidos la primavera pasada, muchos expertos advirtieron del peligro que representaban las superficies. Los investigadores informaron que el virus podía sobrevivir durante días en el plástico o el acero inoxidable y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos advirtieron que si alguien tocaba una de estas superficies contaminadas —y luego se tocaba los ojos, la nariz o la boca— podía contagiarse.

Los estadounidenses respondieron en el mismo tenor: lavaron los comestibles, pusieron en cuarentena el correo y compraron todas las toallitas Clorox hasta vaciar los estantes de las farmacias. Facebook cerró dos de sus oficinas para hacer una “limpieza profunda”. La Autoridad Metropolitana del Transporte de Nueva York comenzó a desinfectar los vagones del metro todas las noches.

No obstante, la era del “teatro de la higiene” puede haber llegado a su fin extraoficial la semana pasada, cuando los CDC actualizaron sus lineamientos de limpieza de superficies y señalaron que el riesgo de contraer el virus por tocar una superficie contaminada era inferior a uno entre 10.000.

“Las personas pueden contagiarse del virus que causa la COVID-19 a través del contacto con superficies y objetos contaminados”, señaló Rochelle Walensky, directora de los CDC, en una reunión informativa en la Casa Blanca el 5 de abril. “Sin embargo, las pruebas han demostrado que el riesgo de transmisión por esta vía es muy bajo”.

Los científicos aseguran que se esperaba este reconocimiento desde hace mucho tiempo.

“Por fin”, dijo Linsey Marr, experta en virus de transmisión aérea que trabaja en Virginia Tech. “Lo sabemos desde hace mucho tiempo y, sin embargo, la gente sigue centrándose mucho en la limpieza de las superficies”. Agregó: “En realidad no hay pruebas de que alguien se haya contagiado de COVID-19 por tocar una superficie contaminada”.

Durante los primeros días de la pandemia, muchos expertos creían que el virus se propagaba principalmente a través de gotas respiratorias grandes. Estas gotas son demasiado pesadas para viajar largas distancias por el aire, pero pueden caer sobre objetos y superficies.

En este contexto, parecía lógico centrarse en el lavado de todas las superficies. “Estamos más familiarizados con la limpieza de superficies”, dijo Marr. “Sabemos cómo se hace. Puedes ver a la gente haciéndolo y ves la superficie limpia. Por eso creo que la gente se siente más segura”.

No obstante, en el último año ha quedado cada vez más claro que el virus se propaga por el aire principalmente —tanto en gotas grandes como en pequeñas, que pueden permanecer suspendidas en el aire durante más tiempo— y que limpiar las manijas de las puertas y los asientos del metro no contribuye a mantener a la gente a salvo. “El sustento científico de toda esta preocupación por las superficies es muy escaso, casi nulo”, afirmó Emanuel Goldman, microbiólogo de la Universidad de Rutgers, que escribió el verano pasado que el riesgo de transmisión por superficies se había exagerado. “Este es un virus que se contrae al respirar. No es un virus que se adquiera al tocarlo”. Los CDC han reconocido anteriormente que las superficies no son la vía de propagación principal del virus, pero las declaraciones que hizo la agencia esta semana fueron aún más lejos. “Lo más importante de esta actualización es que le están comunicando al público de manera clara el riesgo real y reducido de las superficies, lo cual no es un mensaje que se haya comunicado con claridad durante el último año”, señaló Joseph Allen, experto en seguridad de edificios de la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard. Comentó que, en teoría, sigue siendo posible contraer el virus a través de las superficies, pero se necesitan muchos elementos para que suceda: que se depositen muchas partículas víricas frescas e infecciosas en una superficie y que una cantidad relativamente grande de ellas se transfiera rápidamente a la mano de una persona a su rostro. “La presencia del virus en una superficie no es sinónimo de riesgo”, dijo Allen. En la mayoría de los casos, la limpieza con agua y jabón —además del lavado de manos y el uso de mascarillas— es suficiente para mantener bajas las probabilidades de transmisión por la superficie, según las directrices de limpieza actualizadas de los CDC. En la mayoría de los escenarios y entornos cotidianos, la gente no necesita utilizar desinfectantes químicos, señala la agencia. “Creo que esto es muy útil porque nos dice lo que no tenemos que hacer”, dijo Donald Milton, científico especializado en aerosoles de la Universidad de Maryland. “Rociar y rociar mucho con productos químicos no es útil”. Aun así, los lineamientos sugieren que si alguien que tiene COVID-19 ha estado en un espacio concreto en las últimas 24 horas, la zona debe limpiarse y desinfectarse. “La desinfección solo se recomienda en espacios interiores —escuelas y hogares— en los que haya habido un caso sospechoso o confirmado de COVID-19 en las últimas 24 horas”, afirmó Walensky durante la sesión informativa de la Casa Blanca. “Además, en la mayoría de los casos, la nebulización, fumigación y pulverización de un área amplia o electrostática no se recomiendan como método principal de desinfección y tienen varios riesgos de seguridad que se deben tener en cuenta”. Las nuevas directrices de limpieza no se aplican a los centros sanitarios, que pueden requerir una limpieza y desinfección más intensas. Saskia Popescu, epidemióloga de enfermedades infecciosas de la Universidad George Mason, dijo que se alegraba de ver las nuevas orientaciones, que “reflejan la evolución de nuestros datos sobre la transmisión a lo largo de la pandemia”. Sin embargo, señaló que sigue siendo importante realizar una limpieza periódica —y mantener las buenas prácticas de lavado de manos— para reducir el riesgo de contraer no solo el coronavirus, sino cualquier otro patógeno que pueda quedar en una superficie concreta. Allen dijo que los funcionarios de escuelas y empresas con los que ha conversado recientemente expresaron su alivio por los lineamientos actualizados, que les permitirán reducir algunos de sus regímenes de limpieza intensa. “Esto libera a muchas organizaciones y les permite gastar ese dinero de mejor manera”, dijo. Las escuelas, las empresas y otras instituciones que quieran mantener la seguridad de las personas deben transferir su atención de las superficies a la calidad del aire, dijo, e invertir en una mejor ventilación y filtración.

“Esto debería terminar con la limpieza excesiva”, señaló Allen y apuntó que el enfoque equivocado en las superficies ha tenido costos reales. “Ha provocado que se cierren las áreas de juego, que se retiren las redes de las canchas de baloncesto y que se pongan en cuarentena los libros de la biblioteca. Ha causaado que se pierdan días enteros de clase para hacer una limpieza a fondo y que no se pueda compartir un lápiz. Así que todo ese teatro de la higiene es el resultado directo de no clasificar la transmisión por superficies de manera adecuada como de bajo riesgo”.

9 visualizaciones0 comentarios
bottom of page