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Doomscrolling: cómo nos afecta no despegarnos de las malas noticias que llegan a través del celular

16 de julio, 2020

La Nación // Por Martina Rua

Revisar el teléfono durante dos horas adicionales cada noche es la norma en cuarentena para muchos argentinos, pero está erosionando el bienestar mental y la calidad del descanso. La importancia de elegir contenidos, fuentes y dosificar el tiempo de uso.


Crédito: Shutterstock


Las dos de la mañana son las nuevas 11 de la noche durante la pandemia. Los horarios en las casas se están viendo afectados como consecuencia del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) que sacó a nuestras vidas del mundo exterior para mudarlo en gran parte puertas adentro. Ocio, escuela, médicos, trabajo, gym e información ocurren a través de las pantallas.

El tiempo de uso del celular subió para grandes y chicos en más de un 30% durante la pandemia. La tecnología se transformó en nuestro cordón umbilical y las últimas horas de la noche, en el sillón o ya metidos en la cama, se las estamos dedicando en muchos casos a saber cómo avanza esta pandemia y esa información está erosionando nuestro descanso y bienestar.


Buscar amenazas

Doomscrolling o Doomsurfing son los términos en inglés que se utilizan para describir nuestro nuevo mal hábito: scrollear en la pantalla por horas, especialmente en busca de noticias negativas o que sentimos como una amenaza para nuestra salud y planes a futuro (sea una búsqueda activa o simplemente "ver cómo anda el mundo"). En rigor, el fenómeno no es nuevo; pero con el aislamiento y la incertidumbre sobre las consecuencias de este virus, muchas personas manifiestan un malestar creciente que llega a través de las redes sociales y que no se sienten capaces de evitar.

Nuestro cerebro presenta un sesgo cognitivo hacia el consumo de contenidos que puede identificar como amenazas. Desde épocas primitivas, nuestra supervivencia dependía de adelantarnos a una amenaza y evitar el posible daño, y es ese estado de alerta permanente el que nos genera ansiedad, provoca insomnio y un malestar del que nos cuesta despegarnos, ante una falsa idea de que si seguimos allí tendremos algo de control sobre lo que ocurre afuera.

"Muchas personas sienten una atracción por leer noticias que tienen que ver con desgracias o una situación angustiante. Gente que regularmente consulta los avisos fúnebres o elige películas apocalípticas, situaciones catastróficas. Podemos pensar que la persona hace una proyección de su propio mundo interno, buscan afuera aquello que resuena adentro de ellos, este temor, pesimismo o falta de esperanza en cuanto a poder solucionar los propios problemas. Es una manera de identificarse, pero también de proyectarse, de intentar decirse "en realidad pasa afuera y no a mí", explica Diana Sahovaler de Litvinoff, psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autora del libro El sujeto escondido en la realidad virtual.


Hábitos y vicios informativos en cuarentena

En una encuesta realizada por el Instituto Gino Germani de la Universidad de Buenos Aires, entre el 11 y 15 de abril de 2020, en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, se investigó sobre el uso de tecnologías durante los tiempos de cuarentena.

La encuesta destinó una sección a conocer los hábitos y vínculos con la información de los niños, niñas y adolescentes en tiempos de cuarentena. El 62% de los padres encuestados respondió que en este período se les permite a los niños utilizar los dispositivos con más tiempo que el habitual. De ese 62%, un 44% indicó que la utilización es "un poco" mayor y el 18,5% "mucho" mayor. En el caso de los adolescentes, al doomsurfing se le suma otro efecto: el vamping, en el que los chicos se pegan a sus pantallas durante casi toda la noche para estar cerca de sus amigos, y no obtienen las horas de descanso necesarias, lo que impacta en su humor, irritabilidad y desempeño cognitivo durante el día.

A raíz de COVID-19, la Asociación Americana de Pediatría (AAP) de Estados Unidos lanzó un nuevo conjunto de recomendaciones, en el que se aleja específicamente de los límites basados en el tiempo. En tiempos de pandemia, lo que importa es el chico, el contenido y el contexto, también conocida como la regla de las tres "C" por sus siglas en Ingles (Child, Content, Context), en el que los contenidos negativos, alarmistas y malintencionados pueden afectar su bienestar y es recomendable conversar con los chicos sobre esto, y pautar normas de uso ligadas a tipos de contenidos y fuentes, más que limitar horarios. En muchos casos, este es la única manera que los adolescentes encuentran para mantener sus relaciones amistosas, tan vitales en este momento de sus vidas.

Según la especialista Sahovaler de Litvinoff, hay que reflexionar sobre nuestra exposición e intentar dosificarla: "la cuarentena implica restricción en el espacio y en el tiempo; sumado a la conciencia de lo que pasa, hay una sensación de desastre, por eso es tan frecuente quedarse pegado a las noticias catastróficas, a intentar controlar la cantidad de víctimas diarias, lo cual implica una proyección de los temores, pero también una retroalimentación negativa que va a impedir que se pueda conciliar el sueño o bajar la ansiedad. Es deseable reconocer el mecanismo en que se está incurriendo y dosificarlo, tratar de distinguir la fantasía de la realidad, seleccionar las fuentes y focalizar sobre lo que sí se tiene control".

"La cuarentena impacta en la salud mental en las personas -detalla-. No se trata de no estar informado, al contrario; es importante conocer lo que pasa para pensar y pedir un mundo mejor cada uno desde su lugar, pero cuidando nuestro bienestar mental".




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