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Desesperación, nueva emoción que aparece tras más de 100 días de cuarentena según encuesta de la UBA

7 de julio, 2020

La Nación // Por Gabriela Navarra

Desesperación. Esa palabra se destaca entre las emociones más habitualmente percibidas en la encuesta sobre los 100 días de cuarentena delObservatorio de Psicología Aplicada (OSPA)de la Facultad de Psicología de la UBA.

La encuesta del observatorio de la Facultad de Psicología de la UBA reveló que el sector más desesperanzado es la juventud y los que menos gananCrédito: Pexels


Fue tantas veces dicha por las 2758 de personas encuestadas en la Ciudad y el Gran Buenos Aires que apareció como una de las principales a la hora de analizar los datos junto con otras que ya habían sido mencionadas en investigaciones anteriores: incertidumbre, cansancio, temor al futuro, angustia, tristeza, hartazgo. La mitad de las personas tienen una perspectiva negativa respecto de la duración y el empeoramiento de la crisis y el sector más desesperanzado es la juventud.

La encuesta también reveló que el 50% evalúa negativamente la cuarentena establecida del 1° al 17 de julio: un 18% está algo en desacuerdo y un 32% muy en desacuerdo. Del lado a favor se agrupa una proporción casi igual: 19% está algo de acuerdo y 31% muy de acuerdo.

"Esta nueva encuesta confirmó la estrecha relación entre el malestar psíquico y los problemas económicos -afirma el doctor Gustavo E. González, director del OSPA-. El 71% de las personas cree que sus ingresos se reducirán un poco, mucho y o que directamente no tendrán ingresos. Los más jóvenes y los que menos ganan (con trabajos informales, independientes, oficios) dicen que ya no tienen resto para enfrentar la situación, pueden aguantar un mes, eventualmente dos, pero después temen quedarse sin ingresos. La intensidad de la ansiedad, la depresión, la pérdida del sentido de la vida, la angustia y la tristeza presentan valores significativamente más altos en los jóvenes y los estratos sociales más vulnerables".


Vivir sin trabajar

"Desde que empezó la cuarentena no tengo ingresos -explica Francisco Rizzi, de 44 años, artista de Foley-. Trabajo en sonido en la industria cinematográfica, totalmente parada al igual que todo lo vinculado con la cultura. Por suerte yo tenía ahorros, de eso voy viviendo aunque no sé por cuánto más. Pero hay compañeros y compañeras que viven de los bolsones solidarios para comer. Hicimos una Asamblea Nacional de actores, actrices, músicos, bailarines. Fuimos a Plaza de Mayo, entregamos una carta al Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, pidiendo un subsidio de 30.000 pesos mensuales retroactivo a marzo, pero apenas anunciaron unas becas por un monto mucho menor. Todo nuestro trabajo se emite ahora por streaming: esas empresas tienen ganancias siderales. Pedimos un impuesto a esas plataformas. Pero no hay respuestas".

"Los más jóvenes están más preocupados por la economía y la salud psíquica -dice Gustavo González-. Los adultos, en cambio, se inquietan más por su salud que por su economía. En clases sociales más bajas, la preocupación por lo económico desplaza a la preocupación por los aspectos físicos, exactamente al revés de lo que ocurre con los estratos más altos".

"Tengo un centro de Pilates reformer con seis camillas pero desde marzo no pude trabajar más -dice María Rosa Ball, cerca de cumplir 40-. Me las arreglo con clases a seis chicas por Zoom, y algo de venta de ropa. Por suerte mi marido conservó el trabajo, pero yo estoy parada. Pasé por todas las emociones. Tengo un hijo chiquito y desde hace un mes, como me estaba sintiendo muy mal, me puse un objetivo diario: mi esposo se queda con el nene y durante algunas horas yo me aíslo, estudio, leo, le doy paz a mi cerebro".


Estrés

¿A qué le teme la gente? "A no conseguir trabajo, a que el drama económico destruya a las familias, a la falta de empleo para los jóvenes, a tener que cambiar de trabajo u oficio, al futuro de los hijos en educación y desarrollo, a una hiperinflación, a tener que ajustar el nivel de vida a una nueva situación económica, a acumular deudas, a que rebajen las jubilaciones", enumera el director del OPSA.

Emilio Cross vive en desconcierto. "Tenemos un predio con tres canchas de fútbol en la capital de Jujuy y hace cuatro meses que no podemos trabajar -dice Cross, de 38 años, padre de dos chicos de 16 y 12-. Habían abierto un poco la cuarentena, aunque no para nosotros, pero ahora volvimos a fase 1. Mi señora hace pastelería artesanal para delivery. Sacamos un crédito para pagarle a los dos empleados. Pero como veníamos atrasados con la AFIP no calificamos para ni para el IFE ni para los ATP. Si no abrimos dentro de 15 días habrá que vender, buscar un socio. La verdad, no sé qué vamos a hacer."

Josefina Fascetto, de 44 años, es maquilladora y peinadora y pensaba que 2020 sería su gran año. "Me iba a Bangkok para hacer un reality en febrero, pero obviamente se canceló. Toda la industria audiovisual está parada desde el día uno de la pandemia. ¿De qué vivo? Mi novio sigue trabajando y nos arreglamos con el sueldo de él, aunque no es lo mismo. Mi papá me paga la obra social. De ser completamente independiente hoy tengo que pedir plata para ir al súper. Me afectó psicológicamente, paso de la angustia a la euforia. El cerebro no para".


Equilibrio y multidisciplina

El 75% de los encuestados cree que el Gobierno debería equilibrar los aspectos sanitarios y económicos pero el 83% dice que la actual administración prioriza lo sanitario. En tanto un 37% considera que el Gobierno eligió la mejor estrategia para enfrentar la crisis, un 63% piensa que el equipo asesor debería haber sido integrado en forma multidisciplinaria: economistas, médicos de otras especialidades además de infectólogos (pediatras, cardiólogos, neurólogos), psicólogos, psiquiatras, licenciados en servicio social, biólogos.

"La facultad de Psicología presentó un reclamo para considerar al psicólogo un trabajador esencial -dijo Gustavo González-. El padecimiento psíquico de la población es muy grande y nosotros podemos mitigarlo.Hacer terapia online tiene límites, no se pueden hacer sesiones en grupo, tampoco atender a niños. Más distanciamiento social que en el consultorio de un psicólogo no puede haber. Debemos ser autorizados a trabajar".


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